El antiguo granero representa el final de una época de "fervor constructivo" -el siglo XVI-, en que los señores de Albalate (los arzobispos de Zaragoza) dotaron a la villa de "infraestructuras" para varios siglos. Estos señores no necesitaban tener la propiedad de la tierra, sino la de los "medios" que hacían controlable y aprovechable el producto de ésta: Silos, molinos, hornos, etc. En el caso del granero se permitía tener una primera estimación sobre el trigo cosechado (que luego se comparaba con las del molino y los hornos).
El granero fue levantado a partir de 1600 al más puro estilo de sus señores: monumentalidad en sus dimensiones, y sin reparar en gastos en cuanto a los materiales.
A mediados del siglo XIX fue reconvertido en teatro y actualmente se utiliza además como cine y salón de actos.
Molinos Harineros
El antiguo molino harinero de Albalate fue otra de las "obras públicas" promovidas por los arzobispos de Zaragoza
en el siglo XVI. Fue construido en 1547 sobre los restos de otro aun más antiguo que se había llevado una riada. De él sólo quedan las boqueras de salida del agua (normalmente ocultas por la maleza del río), un aljibe cuadrangular de piedra sillar (tan típica de la ostentación arzobispal), y el nombre de la calle por la que se bajaba al mismo (que aún se llama Calle Molino).
El "molino nuevo" fue una obra impulsada por la junta de regantes ("Alfarda") en 1831. Se abastecía con la "acequia del lugar", y servía a su vez de "partidero" de aguas. Fue utilizado sin interrupción hasta la década de los 50. En la actualidad, pese a que el tejado está parcialmente derruido, conserva en buen estado la tolva, el cernedor, los ejes y varias piedras de moler. Con lo cual se podría considerar "patrimonio recuperable".
Como estamos viendo, todos los equipamientos que servían al señor de la villa para mantener su control sobre "el pan nuestro de cada día" acabaron redundando en bien del pueblo: ya que, tras la desamortización, pasaron o bien al ayuntamiento o bien a manos privadas.
Así sucedió también con los hornos, que a partir del Siglo XIX se liberalizaron y multiplicaron, habiendo al menos uno por barrio (donde el común de la gente llevaba el pan "masado" de casa sólo para que se lo cocieran).
En Albalate, aun se conservan varios hornos tradicionales, con su bóveda de ladrillo o adobe. Pero a excepción del que aparece en la foto -situado en la planta superior del castillo- los demás son propiedad particular: C./José Rivera, C./ Molino, C./ Horno. Éste último -que seguía en activo hasta hace unos años- es uno de los más antiguos: indudablemente de la época del "monopolio arzobispal" (frente a él aún se conserva el escudo episcopal de la antigua cárcel, y en sus paredes el zócalo de perfecta sillería "marca de la casa").
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